lunes, 23 de febrero de 2015

La importancia de llamarse Ernesto


Como en la obra de Oscar Wilde, nuestro protagonista tiene un hermano ficticio. El título en inglés tiene un doble sentido que se pierde en la traducción, ya que el nombre «Ernest» y la palabra «earnest» (serio) son homófonos, es decir suenan igual. En el caso del Txingurri, ese hermano ficticio, el "honesto" sale de vez en cuando, pero el otro, el cabezón, es el que manda. Tras un buen planteamiento en la segunda parte frente al Torino, con un 5-3-2, donde los laterales cerraban el ataque italiano apoyados por tres centrales infranqueables, otorgando los galones al hombre más creativo del equipo Beñat, junto a la disposición de Iker Muniain donde más daño hace, por el centro, el equipo se hizo con el partido y no terminó ganando por los postes y porque el partido no duró diez minutos más.


Pero el domingo frente al Rayo volvimos a ver a Ernesto repetir errores. El primero es el de volver a colocar por enésima vez a Muniain en banda, y el segundo en seguir empeñado en que un chaval recién ascendido de 2ªB cubra una parcela del campo para la cual no sólo hace falta físico, sino también experiencia, colocación y recursos. Yo creo que esto último lo tiene, pero se agota porque le faltan los otros dos. La sangría del Rayo venía por el centro, y recapacitando cambio al chaval por "el multiusos" De Marcos antes de llegar los primeros 45 minutos. Este chico, está acabando con la paciencia de los creadores del FIFA 2015 porque no tienen ni puta idea si es lateral (¿derecho? ¿izquierdo?), mediapunta, extremo, medio volante o falso nueve. 

Aún así, con la mejoría tras el cambio, el equipo no carburaba. El Rayo se empeñaba en cometer los mismos errores en la salida del balón, en atacar por la banda de Balenziaga, ¡menos mal que no volvió a sacar a Aurtenetxe! pero claro, nosotros nos empeñamos en hacerlo por nuestra banda derecha, donde los hermanos siameses separados al nacer Iraola-Susaeta, (cuando están bien, están bien los dos, pero cuando están mal también) son incapaces de hacer un buen centro en todo el partido o en desdoblarse como lo hacían con el Loco. Y eso, señor Valverde, es o bien por falta de entrenar jugadas de ataque o por no practicar los centros con las pulsaciones de un partido, porque en los entrenamientos seguro que las ponen de maravilla, pero no es igual. Ayer salió bien, pero  Williams no puede quedarse en ser el nuevo Toquero para revolucionar lo que está atascado, quizás no todos los partidos, pero está pidiendo a gritos tener más presencia, eso sí, deberíamos ensayar jugadas de salida rápida para él y no mandarle melones por alto. No sé, tener alternativas, porque equipo hay, pero también hay que entrenarlo. Quizás es en otras parcelas del campo donde se deban hacer probaturas e incorporar savia nueva. No por mucho poner a Muniain de punta por la izquierda va a acabar siendo buen extremo. Y quizás Susaeta pueda mejorar cambiándose de banda o Ibai en la derecha, que por si no lo sabe usted, es diestro. Sólo sé que llegamos a línea de tres cuartos y somos más predecibles que una película de Antena 3 de domingo por la tarde. 

Cuando uno se empeña en cometer los mismos errores se convierte en un necio. Y esto va para todos. Directiva, departamento de márketing y afición.