jueves, 27 de junio de 2013

Dime con quien bailas...

Ya llegó el verano, ya llegó la fruta y el que no se agache, es un... Rimas aparte, con el buen tiempo comienzan los festivales y conciertos del verano. Ayer, una vez más, tuve la suerte de ver al jefe con la E Street Band y por no repetir los manidos clichés de cualquier crítica, diré que sin ser lo que era, sigue siendo. Tres horas y media y 64 años. Si me das más, te lo compro. Si no, ponte de rodillas y rinde pleitesía. Te podrá gustar o no, podrá elegir un repertorio para todos los públicos o uno para fans de los 70, pero Bruce te garantiza que los euros y el esfuerzo del viaje están bien gastados. Cuando conoces casi al cien por cien el repertorio que va a tocar buscas rarezas, obviamente, pero está claro que hay temas que te despegan del suelo aunque los hayas escuchado en los últimos veinte conciertos. "Badlands", "Born To Run" o "She´s The One" puede usted recetarmelos cada seis horas que no me hago inmune.

Pero lo importante del concierto son los amigos, y sobre todo esos con los que quieres estar, toque quien toque, el mío es el gran Cueto. Creo que a partir de aquí el post está dedicado íntegramente a él. Bueno, a él y a que todos vosotros penséis en esa persona con la que disfutáis de un concierto o de una fiesta. Sí, esa persona. A veces son más de una, a veces se sustituyen, los primos, los Salinas..., es igual, jugones del directo que aman el rock en directo y la buena música, porque mala también la hay y cada vez nos la venden más. Pero también la charlotada, porque con éstos, pase lo que pase, algo pasa, un chiste mal contado, una bobada, un baile de mierder, una letra inventada, lo importante es que hay que compartirlo y suelen surgir en estos momentos porque ya hay esa complicidad que te da disfrutar de ese lugar o de ese evento. Ayer miraba a mi derecha y me encontraba con cinco mini-hombres, sí de esos que con un sordabirón con la mano abierta haces pleno, esos que no sumaban entre trodos la edad del Boss, esos mequetrefes, tarareaban las canciones comercialoides como "Dancing in the Dark" o alzaban el puño en "Born in the USA" (sin nsaber lo que significa) y se miraban extrañados cuando Nils Lofgren atacaba brutalmente el solo de "Because the Night" diciendo: "Pero, ¿esta canción no es de DJ Luchetta?" Pues, esos no son de los que hablo. Esos jamas han compartido una cinta o un vinilo, esos no se han hecho ochocientos kilómetros en menos de veinticuatro horas para ver a un grupo con apenas dos discos, y serían incapaces de planificar unas vacaciones según los festivales de verano.
Y en esas estabamos cuando comenzó el folk machacón con reminiscencias gospel de "Shackled & Drawn" y convertimos el estribillo en "Acueto y Ron", contado pierde, pero cantado gana.


Y es que hemos vivido tantos conciertos y festivales juntos que además de las bandas que seguimos con asiduidad, estamos esperando el momento en el que el otro de ese golpe de gracia, haga el parecido razonable o vacile al incauto de turno. Con o sin pase VIP, un concierto con alguien que te complementa, una fiesta con alguien con quien ries con solo una mirada es algo mágico y que pasa solamente en esos momentos, pero qué momentos Jose.
Ahora en unos días llega el Azkena, al cual no iré lamentándolo mucho, pero en una semana vamos a disfrutar en primera persona de IV Rust Fest de tributo a Neil Young y aparte del concierto con la Zimmerband sé que va a haber momentos imborrables. Los hace el lugar, los hace la música, pero los crean las personas.

Hey hey, my my
Rock and Roll will never die.

lunes, 24 de junio de 2013

Mañana de San EBook

Estimados lectores, anoche mientras las llamas de la noche de San Juan consumían apuntes fotocopiados, facturas del banco o cartas de amor despechado entre otros, me acordé de la barbarie que hicieron los nazis de quemar libros de autores judíos hace tan solo 80 años o los cristianos al saquear la librería de Alejandría por el fanatismo religioso. Y esta mañana en el tren he podido observar algo que por mi falta de costumbre de madrugar, no había observado hasta ahora. El maravilloso auge de las Tablets, Ebooks o iBooks, y demás artilugios electrónicos destinados a la lectura cómoda y en muchas ocasiones gratuita.

¿Dónde quedó el pasajero cargado con su versión de tapa dura de mil páginas con su precioso marcador plateado regalo de Reyes? En casa. Bueno en casa quedó el libro y el marcador. En su lugar, el pasajero lleva un finito estuche a juego con las gafas de Aflelou, donde su maquinita infernal alberga trescientos cincuenta libros de los más conocidos autores que no verán un euro de derechos, a no ser que el incauto no tenga un conocido, vecino o similar que le haya indicado de dónde poder descargarse "by the face" los millones de páginas de entretenimiento matutino o vespertino. Una pena. Las tradiciones se pierden por el avance de la tecnología. Le dimos matarile al Walkman, en breve los Cd-s pasarán a utilizarse únicamente de espantamoscas -por cierto, ¿quién fue el brillante pensador al que se le ocurrió que las moscas huyeran despavoridas al colgar un Cd de la lámpara? Ese sí que se merece el Príncipe de Asturias y no Stephen Hawkin.  El día que alguien cuelgue de una lámpara un Mp3 y salgan los monarcas huyendo de La Zarzuela, se forra-. Y lo siguiente que se quemará en hogueras multitudinarias serán los iPads, iBooks y tablets… y si no tiempo al tiempo.



Yo no es que sea ejemplo de salvaguarda de los derechos de autor, que tengo más discografía de Bob Dylan que la que existe. Algunos discos iguales con títulos diferentes por una letra y por duplicado con tres segundos de silencio de más al final de la cuarta canción que el original no tiene. Pero la verdad es que internet ayuda mucho a la difusión cultural y poco a enriquecerse o sobrevivir con las ideas. Adaptarse o morir. Es por ello que pensando en el futuro uno de los contenidos a crear pueden ser series o miniseries de dos paradas, para que la gente se descargue la noche anterior y las vea en el autobús o tren camino del  trabajo. Ya que en la televisión cada vez vamos a poder ver menos lo que nos gusta por el poco riesgo de las cadenas/anunciantes, y ya que el Prime Time empieza cuando das el primer bostezo y acaba cuando das el octavo ronquido, tendremos que almacenar en nuestros dispositivos tecnológicos el entretenimiento con minúsculas para llegar al trabajo con una sonrisa o con el suspense necesario que te deje esperando la siguiente entrega.

Sean creativos, la vida sigue.

jueves, 20 de junio de 2013

Crowfunding. El productor de sueños.

Hoy toca entrada de esas que molan. Es en algo en lo que debemos prosperar todos. Al menos algo en lo que si prosperamos no sólo nos hará mejores personas, sino que combatiremos contra el sistema establecido. Ese sistema que premia y produce a los mismos, ese sistema de premios y share adulterado. Ese sistema de ministros de cultura que no saben leer las pancartas de las manifas, ni escuchar la melodía de los que están detrás de ellas.

Cuando recibes en tu Facebook, Tweeter o cuenta de E-mail un mensaje de algún conocido pidiéndote ayuda para patrocinar su corto, obra de teatro, libro, disco o documental se está dando la opción de participar en algo mágico. Te haces productor de sueños. Esto obviamente suele pasar en círculos artísticos, difícilmente un charcutero te va a pedir que te hagas crowfunder de su salami (salami, salami) para darle publicidad en la red, pero todo se andará. Pero ya vemos como a través de las redes sociales vamos haciendo nuestros pinitos dando "Me gustas" en páginas de amigos, etc. Pero de vez en cuando hay que rascarse el bolsillo y si no se puede hoy, otro día. Pero no te lo gastes todo en putas que te conozco.

Si alguien no tiene dinero suficiente ¿por qué no hacer su sueño realidad? El puto y vil metal no nos puede detener, y menos a los creativos, y al final, Euro a Euro un talentoso producto puede darse a conocer y lanzar la carrera de alguien desde la colaboración de todos.

Desde aquí os animo a que un buen escritor y mejor persona saque adelante sus "Pajas Mentales"porque la próxima vez seré yo quien te lo pida y seguro que no será para algo tan bueno.
Eso, o te partiré las piernas.