viernes, 30 de mayo de 2014

Oye qué mal va, en Radio Popular

Hoy he vuelto a beber. Lo confieso. Suelo hacerlo con ese rollo cultural/social que perpetúa ese maravilloso tiempo que tenemos entre las obligaciones y el descanso de cada día. Me gusta porque las risas, el humor y la amistad se dilatan en las burbujas y parecen reflotar con cada ronda. Pero hoy, reconozco que lo he hecho por necesidad, quería recordar, quería olvidar, no sé qué cojones quería. En el fondo creo que quería ahogarme para no sufrir, pero el alcohol solo hace olvidar los problemas banales, las tristezas efímeras, no las cosas que importan. Hoy se ha ido un hombre maravilloso, un hombre que gracias a las vueltas que da la vida llegué a conocer, un hombretón, UN SEÑOR, un athleticzale, un periodista radiofónico, un transmisor de ilusiones, un... Quiero seguir calificándolo pero me cuesta, estoy cabreado, no me salen las palabras, o por lo menos, no las suficientes para trasladar con adjetivos lo que abarcaba.

Desde el minuto uno hasta el noventa (y el descuento) demostraba la gran persona que era. Cercano, jocoso, gracioso. Siempre tenía uno de sus chistes, rimas o titulares con doble sentido que esperábamos llegaran en el momento oportuno. Y llegaban. Después dos hobbies en común hicieron que aparté del Athletic, nos acercáramos el al otro y son los que ahora más me duelen porque no los compartimos lo suficiente. Dicen que estas personas que se van y dejan un vacío en tu interior son las que a la larga te hacen crecer como persona, porque hacen que te acerques más a las que tienes a tu alrededor y que no dejes de aprovechar cada minuto que estás junto a ellas. Hablar con él de fútbol o de música era sentirlo. Se nota que lo que hacía, lo hacía con pasión y lo trasmitía, ¡joder!

Don Jose Iragorri, se colaba todas las tardes de domingo en la radio de mi casa, bueno, en la de mi casa, en el Ford Taunus de mi aita bajando de Villarcayo, en la gasolinera antes de llegar a Balmaseda y en los bares de Sodupe cuando nos pillaba la caravana y bajábamos para hacer tiempo con los lugareños. Muchos le recordarán por los "bakalaos" cantados a pleno pulmón, a corazón abierto, pero Hoss, como se le conocía en los foros futboleros era mucho más; su manera de comentar daba profundidad a las bandas, los regates y los pases se vivían, los córners eran medio gol, de hecho creo que el sonido ambiente del "dale Goiko, dale Goiko, dale Goiko" que se cantaba desde los fondos, acojonaba menos que la tensión que él ponía en la narración. Y eso sí, el gol, bueno que digo el gol, ¡el bakalao!, nadie lo cuenta, lo narra, ni lo narrará como lo hacía el gran Jose Iragorri.

De hecho, tras terminar nuestra relación laboral, su figura fue tan inspiradora, que pensé un proyecto que nunca se llevará a cabo. Yo sabía que había dejado la tele, pero me parecía tan buen comunicador que trabajé en un formato para que él fuera el quien lo dirigiera. Se llamaría " Iragorri ta zuria", y obviamente, era un programa deportivo y del Athletic. Pero no sólo eso. Conociéndome como me conozco, y conociendo a Hoss, tendría humor, ironía y mucha caña. ¿A quién no le encantaba cuando introducía los motes de los jugadores al cantar las alineaciones? Yo esperaba cada año las nuevas incorporaciones para ver qué nuevo mote se le ocurría. Dios, si existes y te lo has llevado que te den por el culo. Y si te lo has llevado para narrar un Arcángeles F.C. Vs. Demonios del Oeste porque Matias Prats ya te aburre, que te den dos veces por egoísta. Cuando suba, (si es que no bajo, tras tanta blasfemia) pienso subir con dos bocatas, me lo comeré con Hoss en el descanso, y ya puedes llamar a tu hijo para que multiplique los panes y los peces porque esta te la guardo, y no te voy a dejar chupar ni el Albal.

Me despido -pero no te olvido- al doble grito de:

¡¡AÚPA ATHLETIC y OYE COMO VA EN RADIO POPULAR!!


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